Sí, todos. Te incluyo y me incluyo. Sólo tenemos una vida y no paramos de frenarnos, de pensar en los pros y las contras, en las consecuencias, en lo que es bueno y es malo...y se nos olvida vivirla. Se nos (me) olvida arriesgar más, abandonar más a menudo nuestra zona de confort. Se nos olvida sentir más...
Yo hace un tiempo que por las circunstancias, me obligaron a salir de mi zona de confort. Ni siquiera tuve el valor de salir yo. Y lo he pasado mal, no voy a mentir. He tenido miedo, mucho miedo, y aún sigo teniéndolo. Me da miedo estar sola. Me da miedo acabar sola. Pero cada vez un poco menos. Y cada vez estoy disfrutando más de esta sensación. A ratos, no todo el tiempo. Pero antes no podía. Me gustaría aprender a estar sola y bien completamente, pero se que necesito tiempo. No tengo prisa.
Pero pienso (en ti) y creo que no estás aprendiendo a estar solo. Y es una pena. Porque no te das oportunidad. Tres días en la playa no son suficientes para saber que puedes estar solo. Ni de coña. Y te encadenas a otra persona que ni siquiera te hace feliz. Estás loco. Estás desperdiciando lo más valioso que tienes, tu tiempo. Por miedo a estar solo. Lo entiendo, pero creo que te equivocas. Enfrentarte a tus miedos es bueno. Es sano y te hace aprender mucho, crecer y madurar como persona. Pero es tu vida, y yo tampoco quiero dar(te) lecciones a nadie. Me he equivocado mucho y aún tengo mucho por aprender, toda una vida. Pero me importas y te lo digo porque creo que es lo que te haría bien.
A lo tonto he conocido a mucha gente este tiempo. Igual el que más me has marcado ha sido tú, con tu miedo casi patológico a enamorarte. Reduciendo todo a escalas, a números, a competición. Cómo si todo eso importara algo. Con tus comportamientos compulsivos para tapar agujeros emocionales. Tu coraza de chico malo e independiente y tu relleno de mimos que no sabes cómo gastarlos. Lo peor, es que tienes un coco brillante. Pero niegas esa parte de ti como queriendo ocultar el monstruo que puede hacerte vulnerable. Sabes que podría ser muy feliz y te lo niegas por el miedo a que te hagan daño. Y no lo digo porque lo vayas a ser conmigo (no sé, aunque a veces pienso que me gustaría intentarlo al menos), lo digo porque lo creo de veras.
En fin, sigo teniendo miedo.Y por eso, en lugar de decirlo a la cara, lo escribo en un sitio en el que dudo que lo vayáis a leer algún día. Pero quizás algún otro día si me atreva. Quién sabe.
Hasta otra.
miércoles, 24 de agosto de 2016
lunes, 11 de enero de 2016
...
Nos empeñamos en buscar el amor en otras personas cuando los primeros que nos tenemos que amar somos nosotros mismos
Suscribirse a:
Entradas (Atom)