domingo, 15 de octubre de 2017

Amor afuncional

Me dueles, me rompo y me desangro, me desgarro en mil trocitos cuando intento gritar tu nombre.
Soy un cuerpo con el alma arrasada con el incendio que ocasionó tu marcha,
con el campo tan yermo, que a pesar de mis innumerables intentos porque algo florezca,
todo se queda en nada, en vacío, en tristeza y amargura, en dolor.
El miedo de que no haya nadie en el mundo que me vaya a querer como tú lo hiciste,
o que yo pueda querer como lo hice, me paraliza hasta límites insospechados.
Qué absurdo todo, en este mundo de locos, con problemas tan importantes
y yo hundiéndome por la sola idea de no amar.
¡Cómo si supiera amar bien!
Me duele mirar al pozo negro que tengo dentro,
las lágrimas brotan de mis ojos sin poder hacer nada para pararlas.
No sirvo para nada, pienso.
Y me reprendo a mí misma por hacerlo porque no es verdad.
Pero me siento inútil desde que el amor está vedado para mí,
me siento vacía, tonta, que no puedo hacer nada en esta vida más que gritar en silencio.
Que yo valgo mucho joder, pero no sé por qué nadie se da cuenta
y me salva de esta cárcel de dolor en la que vivo presa.
Todo esto pasa, desde que no estás.